El Edén.

Al día siguiente, aún agotado por el exhausto entrenamiento del día anterior recibí una llamada de V., para que vaya a la sede; me pasarían a buscar, y bla bla.

Ya en la oficina de V. conversamos un rato de trivialidades, me dijo que en verdad no había nada para mi hoy, pero quería ver si tenía más dudas, ya que en cuatro días comenzaría a trabajar con mi propia oficina.
Una duda que me surgió, era ver cuánto sabían sobre mí, así que pregunté. Me contó rápidamente mi vida, incluyendo todo lo bueno y todo lo malo; desde que tengo unos doce años. Seguimos hablando, aunque no pude obtener demasiada información suya.
Querés tomar algo?- me preguntó en algún momento.
Eh.. como? (no entendí demasiado bien a que se refería)
Querés algo de tomar?
Supongo- Respondí.
Bueno, vamos, dijo al tiempo que se paraba (No estaba seguro a donde ibamos a ir, tal vez hizo referencia a salir de la sede. Copado, en algún otro ambiente se distendería más imaginé.)
Sin embargo, mis esperanzas se disiparon al tiempo que movió el ropero. Pasamos al pasillo, el mismo que había recorrido el día anterior, y tras un par de puertas, abrió una: "Edén".

Era un salón, de unos 10x20 metros cuadrados, con varias sillas, gente tomando y comiendo distintas cosas; había un stand con cocineros, varias 'gondolas' con distintos productos, desde snacks hasta envasados, y por último heladeras con refrescos. Ella agarró dos cocas, una para cada uno, y pidió unas fritas para compartir. Nos sentamos, y conversamos un rato; antes de irnos, me ofrecí a pagar, como caballero que soy. ¿Pagar qué? Ésto es todo gratis.